sábado, 18 de junio de 2011

De escapes y otras evasiones

Bienvenido querid@ lector@. Desde mi punto de vista todos tenemos una forma de irnos de esto que llamamos "realidad". Piensalo un momento y encontrarás que a tu manera, tienes algo que por momentos te evita  las preocupaciones, dolores y lágrimas de esta tierra. Estas formas de escape son variadas y vistas de diferentes maneras por los demás. Puedo pensar en las obvias y tan demonizadas drogas, que dan un escape de las emociones así como de la percepción normal de la realidad; otro culpable conocido pero no tan mal visto es el sexo, pues de alguna manera se necesita continuar la especie, mas el acto mismo es un perfecto escape, donde solo el movimiento de los cuerpos y las sensaciones es lo único que importa.

Creo que otro escape es la ficción: historias que durante un momento nos apartan de lo que tenemos enfrente y nos hacen preocuparnos por las héroes de la historia, y alegrarnos por sus trinunfos. ¿Empiezas a ver que tan buena es nuestra evasión querid@ lector@?  Pareciera que es un algo que tenemos en la sangre, que nos permite conservar la cordura durante un día más, un momento, pues la alternativa se vuelve ver a cada momento la realidad con sus desilusiones, injusticias, dolor y falta de sentido.

Para mi gusto otro escape son las religiones, pues  prometen un lugar donde el dolor de la realidad desaparece, claro a cambio del control y obediencia a las normas de ella.  Las exitosas siempre tiene un culto, donde las normas de la realidad no aplican y se obtienen por momentos, vislumbres de un mundo mejor, que se encuentra al alcance y cuyo único precio es la fe.

Para mi la opción  de dejar el escape es dolorosa: ver lo que eres sin ningún tipo de interpretación, esperanza o sueño que permita pensar que lo malo se irá y que el futuro tiene cosas mejores que ayer; de ver lo pequeño que eres en el gran esquema de la cosas, además de que todas tus acciones y pensamientos  se disolverán en el tiempo. Comprender que no existen ángeles salvadores, ni mundos mejores que caigan del cielo,y que la suerte de tus personajes no es compartida contigo (ni lo bueno ni lo malo); así como que todo placer es momentáneo y con un costo. Entender que la historia que cuentas de tu vida es una mentira en gran parte, donde has embellecido partes, olvidado otras y cambiado los recuerdos para darle un sentido a lo que has vivido. Es como clavarse un cuchillo en la mano y moverlo para ver como se siente.

¿Y para tí cuál es tu escape?

martes, 7 de junio de 2011

Odio

Odiar es una de las cosas más fáciles que existe. En ocasiones, querid@ lector@, odio desde el momento en que me levanto, maldigo toda mi vida pasada y la que vendrá, así como toda la gente que me rodea. Pero hay que fingir una sonrisa, pues una cosa es tu odio y otra el desprecio muy real que las personas a tu alrededor te dan.

Para mí el odio se reduce a una cosa: el mundo no es como lo deseas. Es imposible lograr que todo lo que está a tu alrededor sea como quieres, por tanto siempre odiarás algo. En ocasiones creo que cada quien dirige su odio a aquello que rompe su esperanza de como sea el mundo: otra raza, otro estrato social, situaciones extrañas, etc. Lo más perverso, es que a veces odiamos aquello que más deseamos de nosotros mismos. En mi particular caso, querid@ lector@, tengo una relación con mi deseo sexual de amor-odio. A veces me hace encontrar sensaciones que no podría creer posibles, y luego odio tenerlo por todo el control que se necesita cuando surge en el momento más inoportuno.

Creo que todos odiamos en algún momento el lugar donde nos encontramos, quién somos y cuáles son los prospectos que tenemos de ser. De aquí la otra cara del odio: se vuelve una fuerza para el cambio y la transformación, nos ayuda a tomar impulso para las cosas  que queremos cambiar. De ahí que sea tan temido esa emoción: un odio concentrado, cuidado y afilado se vuelve el motor para destrucciones que uno teme imaginar, y que creo, hemos visto los frutos, pues se requiere mucho de esto para matar a millones de personas.

Así querid@ lector@,  ¿qué odia usted?

jueves, 2 de junio de 2011

Paz

Una de las cosas que siempre me es curiosa es el deseo de las personas de tener "paz". Algunos son más elevados y hablan de ""paz mental". Creo querid@ lector@, se refieren a estar tranquilos consigo mismos y con sus semejantes, libres de las dolencias del diario vivir y de la angustia por el el futuro (y también el presente) que parece común a todos nosotros.

Antes de que piense, ¿éste se cree capaz de darme paz? Le digo simplemente: NO. Como otras personas tengo a un monito dentro de mi cabeza que se la pasa dando vueltas de arriba a a abajo, y que de vez en cuando con un buen garrotazo se calma, claro, es más resistente de lo que uno piensa, pues después de un cierto tiempo vuelvo a sentir sus monerías dentro mi cabeza.

Estas monerías son interesantes si se les mira desde fuera, pero al sentirlas y comprenderlas creo entender la falta de paz mental. Voy a dejar este monito un rato libre y si quiere, querido lector@, puede ser testigo de sus monerías: ¿ya hiciste por lo que te pagaron el día de hoy?, ¿ya tuviste el sexo que quieres tener pues podrías morir el día de mañana?, ¿ya le aseguraste el futuro a los quieres?, ¿ya visitaste a las personas importantes?, ¿comiste lo que querías?, ¿tienes sufiente para comer el día de hoy y los que vienen?, ¿tendrás trabajo el día de mañana?, ¿te querrán los demás a pesar de cómo eres?, ¿crees ser capaz para estar dónde estás?, ¿vas a seguir así toda tu vida?...

Creo que ya fue suficiente, aunque creo ese monito (copiado del budismo) es mucho de lo que nos provoca ansiedad por lo que viene y por lo que somos. Aunque como somos humanos, nos inventamos nuevas y mejores formas de quitarnos la paz, pues el conflicto es lo que hace avanzar, aunque hacia dónde sigue siendo un misterio para mí.

Hasta luego querid@ lector@